Dienstag, 25. August 2009

No hacen falta comentarios.

http://www.abc.es/20090823/cordoba-cordoba/quien-defiende-castro-20090823.html

Y aún hay quien defiende a Castro

JUAN JOSÉ PRIMO JURADO
Domingo, 23-08-09
Los cuatro jugadores de la selección de baloncesto de Cuba que habían desertado el pasado domingo, tras el partido disputado contra España, ya han solicitado asilo político en nuestro país. Este año ya se habían producido fugas de deportistas cubanos en Uruguay y México. Pese a estar considerada por la autoridades del régimen castrista como una deserción, castigada con penas de hasta siete años de cárcel y generadora de problemas a las familias de esos deportistas, Cuba es el país con el mayor número de deserciones de atletas.
El éxito del deporte cubano no comienza con Fidel Castro. Los nombres de Capablanca en ajedrez, «Kid Chocolate» en boxeo, la velocista Bertha Díaz o los jugadores de béisbol Torriente y Méndez, son solo algunos ejemplos. Pero si antes de 1959 ningún atleta de Cuba pertenecía al Gobierno de turno, a partir de la llegada de Castro una de las primeras medidas fue erradicar el deporte profesional. El deporte se convirtió en un instrumento político para la propaganda del sistema.
¿Cuáles son las razones que llevan a los atletas cubanos a huir, afrontando la denominación de desertores y abandonando familia, nación y a un público que adora a sus ídolos? Podríamos resumirlo con una frase: falta de libertad y futuro incierto para la juventud. Son las mismas razones que impulsaron, en su momento, a deportistas del este de Europa a huir de sus países. Y a artistas, científicos, intelectuales y a gente sencilla y anónima.
Son las mismas razones, falta de libertad y un futuro incierto, que terminaron por derrumbar esos regímenes comunistas cuando sus habitantes comenzaron a comprobar que el capitalismo, imperfecto, sí les garantizaba libertad, futuro... y pan. Entonces cayó la mentira que denominaba al Muro de Berlín como «muro de contención antifascista» para justificar su construcción y la prohibición de pasar al otro lado. Por cierto, el próximo noviembre conmemoramos los veinte años de la caída de ese «muro de la vergüenza».
Las mismas mentiras repite hoy la Cuba oficial para difamar a quienes no quieren vivir en el paraíso socialista, para justificar el estado de postración del país y para atraer a partidarios a su causa. Andalucía y Córdoba figuran destacadamente entre los destinos de la propaganda castrista. Aquí sigue habiendo personas, asociaciones e instituciones que ante el caso de los cuatro baloncestistas cubanos recién asilados en España esta semana, se pondrán de parte del Gobierno cubano antes que de esos deportistas, a los que tacharán de todo.
Sin ir más lejos, en el pasado junio el Colectivo de Solidaridad con Cuba de Córdoba, en colaboración con la Delegación de Cooperación del Ayuntamiento, el colectivo Ideas y Córdoba 2016, organizó la XVI Gran Fiesta de Solidaridad con Cuba, en el Alcázar. En ella se conmemoró el cincuenta aniversario del triunfo de la revolución de Castro. Y la web del PCE cordobés reclama solidaridad «con este heroico pueblo que tanto ha dado al mundo para contribuir con la emancipación de los más desfavorecidos». Lógicamente entienden por «pueblo» y «desfavorecidos» al régimen y no a los que huyen de él.
Mientras perviva la dictadura castrista, en cualquiera de sus formas, la izquierda española se sentirá fascinada o, al menos, se mostrará indulgente con ella. Algún día, cuando caiga y nadie pueda ocultar ya la barbarie de sus prisiones, el horror de su aparato represor y la cruda realidad vivida por el pueblo, muchos de estos izquierdistas se tendrán que avergonzar de haber apoyado esa dictadura.

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